Origen de los gladiadores
El término hace referencia a la espada, gladio. Así pues, un
gladiador se podría traducir como “El que porta la espada”, el
combatiente.
Se remonta su origen a la civilización etrusca. Los etruscos fueron
un pueblo asentado en la Toscana, conformado como federación de 12
ciudades unidos exclusivamente por lazos religiosos.
Y centrándonos en su religión, aunque sin ahondar en el tema, es del
tipo de revelación, y está plasmada en una serie de libros sagrados,
los cuales tienen temas tales como la interpretación de los rayos, la
adivinación, la rectitud del estado y de los individuos y hasta un
análogo del Libro de los Muertos egipcio. Los dioses más importantes, que guardan relación con los griegos, son Tinia (Zeus), Uni (Hera) y Menrfa (Atenea).
Los etruscos creían en la vida de ultratumba, de ahí las manifestaciones de gran importancia en los lugares de enterramiento.
Es importante destacar que lo sagrado intervino ininterrumpidamente
en sus vidas y su presencia agobiaba sus espíritus y corazones, aunque
un modo de paliar o atenuar esto fue una moral que resultaba «licenciosa» a los griegos y romanos. Es casi con seguridad que de los etruscos tomaron los romanos la noción de circo, ya
no para representaciones teatrales sino para luchas entre gladiadores:
en efecto, entre los etruscos estas luchas solían formar parte de
sacrificios fúnebres a sujetos de la élite, o una «diversión» realizada con los prisioneros de guerra.
Y es aquí donde está el origen de los gladiadores:
En las pompas fúnebres de los personajes ilustres, en torno al S. VI a.
C. es probable que se encontrase alguna relación con la costumbre de
inmolar los prisioneros en la tumba del héroe muerto en la guerra,
practicada por algunos pueblos primitivos.
Constituían una parte de los juegos fúnebres de los etruscos y
parecen referirse al culto de Saturno, lo cual indica que en un
principio se celebraban durante las Saturnales. Dichos combates se
introdujeron en Roma hacia el S. III a. C. Como no siempre había
prisioneros que combatieran mientras el cadáver se quemaba en la pira,
pues tal era el momento en que se producía el duelo gladiatorio, en que
la sangre que se vertía era como un holocausto ofrecido al difunto, no
faltaban hombres temerarios que se prestaban libremente a combatir.
Tales fueron los primeros gladiadores.
Los primeros gladiadores romanos.
Según los historiadores romanos Tito Livio y Valerio Máximo, fueron
los hermanos Marco Junio Pera y Décimo Junio Pera, aristócratas romanos
de raíces etruscas, los primeros en organizar en Roma unos juegos de
gladiadores (munus gladiatorum) en el año 264 a. C. con motivo de los
funerales de su padre, Junio Bruto Pera, descendiente de uno de los
fundadores de Roma. Tuvieron lugar en el Foro Boario.
Por entonces o eran hombres libres que luchaban a sueldo o eran esclavos o ladrones los que debían participar.
Tal fue el éxito de esta modalidad de honrar a los muertos que pronto
se extendió por toda la sociedad romana como forma de honras fúnebres,
de tal forma que no se era nadie si no se era capaz de promover una
buena lucha de gladiadores. De ahí, se pasó a ser un espectáculo
público, pagado por los emperadores para entretenimiento del pueblo. Era
la diversión más popular del imperio romano.
En la próxima entrada seguiré con Escuelas de gladiadores, su panoplia y las distintas clases de gladiadores