Observa las distintas maneras que tienen los romanos de hacer muros.
La cal se obtenía quemando en hornos
especiales piedra caliza corriente, trozos de mármol, guijarros de río,
etc. El fuego transforma estos materiales en óxido cálcico o cal viva,
que se "apaga" con agua, transformándose entonces en un hidrato
cálcico. Mezclado con materiales menudos y porosos en una proporción
determinada (de ello depende su calidad), se obtiene una argamasa o
mortero que al contacto con el aire va fraguando, convirtiéndose en
hidrato cálcico, en un compuesto estable de carácter lítico
perfectamente trabado con los materiales menudos, es decir, en una
verdadera roca. La porosidad de los materiales mezclados tiene por fin
no sólo aligerar el peso del hormigón, sino también facilitar y acentuar
su homogeneidad, su trabazón.
(GARCÍA BELLIDO, Arte romano, C.S.I.C., pág. 49).
"Pues quién podría
maravillarse lo suficiente ante el hecho de que la porción más
deleznable de la sustancia de la tierra, que en consecuencia denominamos
polvo, de las colinas de Pozzuoli, encuentra a las olas del mar y tan
pronto como se sumerge se transforma en una masa de piedra que resiste
los ataques de las olas y se torna más fuerte cada día."
(VITRUVIO, Los diez libros de arquitectura. pág. 45).