lunes, 23 de mayo de 2016

OPUS


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Observa las distintas maneras que tienen los romanos de hacer muros.
La cal se obtenía quemando en hornos especiales piedra caliza corriente, trozos de mármol, guijarros de río, etc.  El fuego transforma estos materiales en óxido cálcico o cal viva, que se "apaga" con agua, transformándose entonces en un hidrato cálcico.  Mezclado con materiales menudos y porosos en una proporción determinada (de ello depende su calidad), se obtiene una argamasa o mortero que al contacto con el aire va fraguando, convirtiéndose en hidrato cálcico, en un compuesto estable de carácter lítico perfectamente trabado con los materiales menudos, es decir, en una verdadera roca.  La porosidad de los materiales mezclados tiene por fin no sólo aligerar el peso del hormigón, sino también facilitar y acentuar su homogeneidad, su trabazón.
(GARCÍA BELLIDO, Arte romano, C.S.I.C., pág. 49).
"Pues quién podría maravillarse lo suficiente ante el hecho de que la porción más deleznable de la sustancia de la tierra, que en consecuencia denominamos polvo, de las colinas de Pozzuoli, encuentra a las olas del mar y tan pronto como se sumerge se transforma en una masa de piedra que resiste los ataques de las olas y se torna más fuerte cada día."
(VITRUVIO, Los diez libros de arquitectura.  pág. 45).