viernes, 2 de octubre de 2015

GIUSEPPE FIORELLI

En 1865, el arqueólogo Giuseppe Fiorelli ideó un sistema para obtener las figuras de esos últimos pompeyanos, rellenando los huecos o moldes con yeso líquido. Al enfriarse y solidificarse se retiraba la roca circundante y quedaba la ‘escultura’ humana con todo lujo de detalles. Desde el inicio de las excavaciones hasta la actualidad, los arqueólogos han hallado más de 2.000 víctimas, que murieron al instante por exposición a las altas temperaturas, de entre 300 y 600 º C.
Ahora se ha completado la restauración de 86 de estos moldes, que pueden verse en la exposición, «Pompeya y Europa. 1748-1943», que estará abierta hasta el 2 de noviembre en dos escenarios: el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles y el Anfiteatro de las excavaciones. Aquí es donde se exponen 30 figuras de cuerpos en yeso, que se presentan por primera vez al público después de ser restauradas. Una especie de homenaje póstumo a las víctimas del Vesubio, cuyo último gesto de vida sigue impresionando a los visitantes de la antigua ciudad romana.