viernes, 28 de septiembre de 2012

2ª GUERRA PÚNICA

Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago se vio obligada a pagar a Roma indemnizaciones de guerra millonarias. Para hacer frente a los pagos, llevó a cabo una nueva expansión ultramarina por las ricas tierras de la Península Ibérica, repletas de fértiles valles y ciudades populosas. Los ejércitos cartagineses, al mando de Amílcar Barca, ocuparon el sur de Hispania, pero Amílcar fue asesinado por un indígena, y el control de las tropas pasó a manos de su hijo Aníbal, que apenas contaba 22 años. Roma había pactado con los cartagineses una frontera en el río Ebro. Pero al sur del Ebro, en zona cartaginesa, se encontraba la ciudad de Sagunto, que había suscrito una alianza con Roma para defenderse de los púnicos. En su afán por conquistar toda la zona asignada, Aníbal puso cerco a Sagunto, y la ciudad pidió ayuda a sus aliados romanos. Corría el año 218 cuando Roma declaró la guerra a Cartago. Comenzaba la Segunda Guerra Púnica, que iba a decidir la Historia de Occidente. El comienzo de la guerra Los romanos pensaron que el enfrentamiento tendría lugar en la Península Ibérica. Pero Aníbal, que aunaba una extraordinaria capacidad táctica con una visión estratégica de largo alcance, diseñó un plan más ambicioso para el sometimiento de Roma. Mientras el Senado romano enviaba todos sus efectivos a Hispania, Aníbal dejó a su hermano Asdrúbal al frente de las tropas de la Península, y lanzó a su ejército a una increíble travesía cruzando los Pirineos y los Alpes, para atacar Roma por el Norte. Nadie podía esperar que un ejército entero se atreviera a cruzar los terribles pasos de alta montaña en invierno, por sendas nunca antes transitadas. La hazaña le costó a Aníbal la pérdida de un ojo y la muerte de la mayoría de los elefantes, pero las desprevenidas legiones romanas fueron derrotadas por tres veces en el norte de Italia, en las batallas de Tesino, Trebia y Trasimeno. Y así, en la primavera del año siguiente, ningún ejército se interponía ya entre Aníbal y Roma. Aníbal a las puertas de Roma La llegada del cartaginés sembró el pánico en la capital. En las calles, la muchedumbre aterrorizada no dejaba de gritar: Anibal ante portas!, ¡Aníbal a las puertas de Roma!. Las murallas de la ciudad habían olvidado ya la última vez que tuvieron que hacer frente a una amenaza semejante, y no resistirían un asedio. Las únicas legiones disponibles se hallaban en Hispania; los generales que podrían encabezar una resistencia desesperada, a semanas de distancia. Roma estaba perdida. A Aníbal le bastaba alargar la mano para tomar la ciudad y reducirla a cenizas. Pero, misteriosamente, Aníbal no descargó el golpe. El cartaginés comprendía que la verdadera fuerza de Roma no se escondía tras sus muros. Si se detenía ante la capital, si comprometía a su ejército en un asedio que podría durar semanas, corría el riesgo de ser sorprendido en cualquier momento por los pueblos itálicos del Sur o por las legiones que volvieran de Hispania desde el Norte. Para derrotar definitivamente a Roma Aníbal necesitaba dos cosas: obtener refuerzos de Cartago y privar a Roma de sus aliados itálicos. Por eso, pasando de largo ante la ciudad, se dirigió hacia el Sur. La batalla de Cannas Aprovechando el respiro, Roma, cuyos recursos parecían inagotables, reunió un nuevo ejército de ochenta mil hombres, el mayor que nunca hubiera comandado un general romano, y el verano del año 216 a.C. se enfrentó con Aníbal en la llanura de Cannas. La desigualdad de efectivos era de tres a uno a favor de los romanos. Pero, a pesar de ello, Aníbal consiguió envolver al ejército enemigo y aniquilarlo completamente. La batalla de Cannas se recuerda como uno de los mayores prodigios de estrategia militar de todos los tiempos. Buscando aliados Libre de toda oposición, Aníbal intensificó su actividad diplomática, tratando de convencer a los aliados de Roma de que abrazaran la causa cartaginesa. Tuvo éxito con algunos pueblos, si bien la mayoría prefirió permanecer leal a Roma o expectante. Reclamó nuevos refuerzos de Cartago, pero la ciudad no se atrevía a desviar todos sus efectivos y quedar tan desprotegida como Roma.
 
OTRO RESUMEN DE LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA

La Segunda Guerra Púnica, También conocido como La Guerra de Aníbal y por los romanos de esos tiempos como La guerra contra Aníbal, se prolongó desde el año 218 hasta el año 201 a. C. y participaron combatientes en el Mediterráneo occidental y oriental. Esta fue la segunda gran guerra entre la Cartago y el República Romana, Con la participación de la Bereberes en el lado de Cartago. Los dos estados habían tres grandes conflictos entre sí en los cursos de su existencia. Se les llama “Guerras Púnicas” debido la palabra latina Punici, Derivado de Phoenici, hace referencia a Cartago de ascendencia Fenicia.


Antecedentes de la Segunda Guerra Punica 
Cartago había sufrido enormemente durante la Primera Guerra Púnica, No sólo había perdido la isla de Sicilia, sino que también perdió su superioridad naval en el mediterraneo cediendoselo a la Republica de Roma. Además, la indemnización de guerra impuesta a Cartago por Roma provoco una quiebra economica en el imperio cartagines. Pocos años después de la Primera Guerra Púnica, mientras que Cartago se ocupo de sofocar una rebelión encendida por los mercenarios no remunerados, Roma se apoderó de las islas cartaginesas de Cerdeña y Córcega. No obstante Cartago logró recuperarse y comenzó a expandir su influencia sobre la Península Ibérica (Hispania).

Inicio y desarrollo de la Segunda Guerra entre el imperio de Cartago y la Republica de Roma
La Segunda Guerra Púnica comenzó cuando Cartago capturó la ciudad ibérica de Sagunto, un aliado nominal de Roma. El famoso general cartagines Aníbal estaba decidido a aniquilar a Roma. A falta de un poder naval, Aníbal tuvo un gran ejército, incluido elefantes a través de Francia y sobre los Alpes en Italia. La llegada del ejército de Aníbal en Italia desencadenó numerosas rebeliones contra el dominio romano y Aníbal derrotó decisivamente a Roma en una serie de batallas aplastantes sobre los ejércitos romanos como la batalla de la Trebia y la emboscada en el Lago de Trasimeno donde las tropas romanas fueron cercadas y destrozadas. Roma se basó en el empleo de la Estrategia de Fabian Máximo (dictador romano) quien decidio evitar el conflicto directo con Aníbal en Italia, sino mantenerlo ocupado mientras que los romanos fueron capaces de conquistar con exito la region de Iberia. Aníbal no tenía equipo de asedio adecuados para tomar Roma y no podía llamar a los refuerzos de Cartago por falta de poder naval. el general Asdrúbal proveeria a Aníbal en los Alpes con un segundo ejército, pero fue derrotado antes de llegar a Aníbal.




Victoria romana sobre Cartago 

Mientras tanto en la Península Ibérica, que servia como la principal fuente de mano de obra para el ejército cartaginés es amenazada por una expedición romana bajo el mando de Publio Cornelio Escipión el Africanoquien tomó nueva Cartago (Hispania) por asalto y puso fin al dominio cartaginés en Iberia. Finalmente, Aníbal hizo un retiro apresurado de vuelta a Cartago para cenfrentarse con Escipión el Africano en África del Norte en la batalla de Zama, aquí los romanos vencieron a Cartago, Poniendo fin a la Segunda Guerra Púnica. Cartago nunca más ozo desafiar la hegemonía de Roma sobre el Mediterráneo y dejó de ser una gran potencia y se convirtió en un estado de cliente romano, que medio siglo más tarde, sería conquistada completamente por Roma en la Tercera Guerra Púnica, que era simplemente un sitio de la ciudad de Cartago por Roma.


Conclusiones sobre la Segunda Guerra Púnica

Quizás la principal debilidad de los cartaginéses fue su incapacidad para incorporar a los pueblos locales de Túnez a su cultura, que significo que permanecieran como extranjeros en las costas de Africa. Esto significaba que tenían que depender de mercenarios en lugar de una gran población local. Roma, por el contrario eran un pueblo local con un fuerte sentido de identidad en un zona agrícola interior. Ellos fueron capaces de extraer una población rural grande justo antes del comienzo de las Guerras Púnicas. Por ejemplo Pirro de Epiro, invadió Italia pero se frustró cuando cada vez que derrotaba a los romanos estos fueron capaces de reclutar a otro ejército enorme, aunque siguió derrotando a los romanos en las batalla, agotó a sus hombres y terminó abandonando Italia. En cierta medida Aníbal enfrentan el mismo problema, a pesar de que derrotaron a los romanos en la batalla en muchas ocasiones, los romanos fueron capaces de elevar un nuevo ejército contra Cartago.