El Reloj Solar de Augusto fue construido sobre una gran plaza circular de mármol travertino que ocupaba unos 160 metros por 75 y que estaba ubicaba en el Campo de Marte, justo entre el Mausoleo de Augusto y el Ara Pacis. El marcador solar era un gigantesco obelisco traído por Augusto desde Heliópolis, tras la incorporación de Egipto al Imperio y que originalmente había sido erigido por el faraón Psamético II.El obelisco, que ocupaba la posición central, estaba coronado por un globo de bronce, y proyectaba su sombra sobre la plaza dependiendo de la posición del sol. Para marcar las horas, en la parte superior de la plaza, y realizado mediante incrustaciones de bronce, se hallaba el cuadrante, que mostraba las líneas
jueves, 18 de diciembre de 2014
El Reloj Solar de Augusto
El Reloj Solar de Augusto fue construido sobre una gran plaza circular de mármol travertino que ocupaba unos 160 metros por 75 y que estaba ubicaba en el Campo de Marte, justo entre el Mausoleo de Augusto y el Ara Pacis. El marcador solar era un gigantesco obelisco traído por Augusto desde Heliópolis, tras la incorporación de Egipto al Imperio y que originalmente había sido erigido por el faraón Psamético II.El obelisco, que ocupaba la posición central, estaba coronado por un globo de bronce, y proyectaba su sombra sobre la plaza dependiendo de la posición del sol. Para marcar las horas, en la parte superior de la plaza, y realizado mediante incrustaciones de bronce, se hallaba el cuadrante, que mostraba las líneas
domingo, 14 de diciembre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
CONQUISTA DE ROMA
"Augusto combatió contra los Astures y los Cántabros; pero como éstos ni se les acercaban, resguardándose siempre en sus picachos, ni se ponían a su alcance, a causa de su inferioridad numérica y también por usar la mayoría de ellos armas arrojadizas, causándole además muchas molestias si alguna vez se ponía en camino, ocupando los lugares favorables y emboscándose en las hondonadas y en los bosques, se encontró en un embarazo extremo. La fatiga y las preocupaciones le hicieron enfermar y tuvo que retirarse a Tarraco para reponerse. Cayo Antistio continuó la lucha y la llevó a un término completo, no porque fuese mejor general que Augusto, sino porque los bárbaros, despreciándole, salieron al encuentro de los romanos y fueron derrotados. Así éste tomó algunas ciudades y después Tito Carisio conquistó la ciudad de Lancia, que había sido abandonada, y sometió muchas otras.
Terminada esta guerra. Augusto licenció a los más veteranos de sus soldados y les concedió que fundasen una ciudad en Lusitania, llamada Emérita Augusta [...] De los cántabros no se cogieron muchos prisioneros; pues cuando desesperaron de su libertad no quisieron soportar más la vida, sino que incendiaron antes sus murallas, unos se degollaron, otros quisieron perecer en las mismas llamas, otros ingirieron un veneno de común acuerdo, de modo que la mayor parte y la más belicosa pereció. Los astures, tan pronto como fueron rechazados de un lugar que asediaban y vencidos después en batalla, no resistieron más y se sometieron enseguida. Agripa se trasladó a Hispania. Pues los cántabros hechos prisioneros en la guerra y vendidos como esclavos, asesinaron a sus dueños y se fueron a sus casas; convenciendo a muchos, tomaron y fortificaron unas posiciones y se prepararon a asaltar las guarniciones romanas. Al marchar Agripa contra ellos [...] a éstos pudo reducirlos rápidamente a la disciplina [...] pero contra los cántabros sufrió bastantes contratiempos. Pues su esclavitud con los romanos les había dado experiencia y sabían que, de ser cogidos, ni tan sólo salvarían la vida". DION CASIO: Historia romana, 53, 22 - 56, 43.
ENLACES RELACIONADOS: Conquista romana de Hispania; Guerras Celtíberas; y Guerras Cántabras; por Wikipedia; Conquista Hispania por ArteHistoria y por Macanaz.
Celtiberia.net; Portugal Romano; Yacimiento de Numancia; y Asociación Guerras Cántabras;.
Celtiberia.net; Portugal Romano; Yacimiento de Numancia; y Asociación Guerras Cántabras;.
BLÁZQUEZ, J. M. (1962-1963): El impacto de la conquista de Hispania en Roma.
SALINAS DE FRÍAS, M. (2008): "La jefatura de Viriato y las sociedades del occidente de la Península Ibérica", Paleohispánica, 8.
Recopilación de fuentes históricas de la conquista romana; por Attalus [english].
SALINAS DE FRÍAS, M. (2008): "La jefatura de Viriato y las sociedades del occidente de la Península Ibérica", Paleohispánica, 8.
Recopilación de fuentes históricas de la conquista romana; por Attalus [english].
Vídeos "El día que Numancia resurgió de sus cenizas"; "Numancia y lo celtíbero" de Soria tv; "Areva, una mujer de Numancia" del Museo Arqueológico Nacional; "Los íberos" del Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo; "Celtas e Íberos" de Artehistoria; "Campamento romano" de E. Barragán; "Hispania" del programa Arqueomanía de Rtve; y "Aula arqueológica de Garray".
Podcasts de Pasajes de la Historia de J. A. Cebrián "Catón el viejo"; "Viriato contra Roma", "Viriato vs Cepión", "El sitio de Numancia", "Quinto Sertorio", "Guerras cántabras" y "Corocotta vs Octavio Augusto"; de Ser Historia de Cadena Ser "Numancia"; de Histocast "Numancia"; de La biblioteca perdida "Viriato"; y de El abrazo del oso "Las Guerras Cántabras".
Hispania, desvaríos históricos de la serie de Antena 3; por Arquehistoria.
Cuaderno didáctico "La conquista de Hispania" por Museo Arqueológico Municipal de Cartagena.
Cómic "Viriato contra Roma" por A. Naharro y Chuty.
Actividades: Los jinetes ibéricos, Webquest "Numancia" e "Hispania, el juego".
Cuaderno didáctico "La conquista de Hispania" por Museo Arqueológico Municipal de Cartagena.
Cómic "Viriato contra Roma" por A. Naharro y Chuty.
Actividades: Los jinetes ibéricos, Webquest "Numancia" e "Hispania, el juego".
FUENTES: APIANO: Historia de Roma: Sobre Iberia; DION CASIO: Historia romana; Tesorillo; y Sala de historia.
jueves, 2 de octubre de 2014
miércoles, 1 de octubre de 2014
CONSTRUYE TU PROPIO MONUMENTO ROMANO
Elige el monumento que más te guste y con materiales de deshecho piensa cómo pudieron construirlo los romanos.
Te puedes inspirar en la web http://coliseoro.blogspot.com.es/
Te puedes inspirar en la web http://coliseoro.blogspot.com.es/
LA ESCLAVITUD EN ROMA
Lee el texto y responde a las preguntas formuladas al final del mismo:
Cuando los romanos realizaban sus campañas militares, capturaban gran
cantidad de prisioneros de guerra que eran incorporados al trabajo como
esclavos. Así, hacia el siglo II a.C., el esclavismo ya se había
transformado en el modo de producción predominante. Lo mismo había
ocurrido tres siglos antes en Atenas.
La sociedad romana: el sistema esclavista
Durante el siglo III a.C. fueron surgiendo grandes propiedades llamadas latifundios. Se formaron a medida que los ricos incorporaban a sus propiedades las parcelas vecinas, pertenecientes a los campesinos más pobres, por medio de la compra o arrebatándoselas por la fuerza. Para trabajar los campos, cuidar el ganado y realizar las tareas domésticas, adquirieron esclavos, en su mayoría prisioneros de guerra. De este modo, Italia pronto se pobló de esclavos.
En Roma, como antes había ocurrido en Atenas, los esclavos carecían de todo tipo de derechos y podían ser vendidos o comprados como cualquier otra mercadería. Su condición era hereditaria, es decir, los hijos de los esclavos nacían esclavos y eran propiedad del amo. Los esclavos se vendían en plazas, sobre tablados giratorios. En el cuello llevaban colgado un cartel con todas las características que podían interesarle al comprador: nacionalidad, edad, cualidades y defectos.
Ejecutaban todo el trabajo pesado, ya fuera en las minas o en el campo. Algunos, los más afortunados, podían dedicarse a administrar las propiedades rurales o los negocios de sus amos, al trabajo doméstico, o a la educación de los hijos de los patricios y de los plebeyos enriquecidos .Ciertos esclavos se convertían en gladiadores, su oficio era luchar hasta morir en los juegos romanos. Otros trabajaban como remeros en las embarcaciones romanas. Estos últimos eran propiedad del Estado romano y llevaban una vida muy desdichada: encadenados bajo cubierta, su suerte estaba atada a la nave. Si esta era atravesada por el espolón de una nave enemiga se hundían con ella.
En Roma, a diferencia de lo ocurrido en Grecia, los esclavos no se resignaron a su situación. En varias ocasiones organizaron grandes rebeliones que durante un tiempo mantuvieron en vilo a la República Romana. La más importante de todas fue la que condujo Espartaco, un esclavo guerrero de origen tracio. Después de infligir serias derrotas a varias legiones romanas, la rebelión fue sofocada a un terrible precio: 60.000 esclavos, incluido Espartaco, murieron en la lucha, mientras 6.000 fueron tomados prisioneros y crucificados. El mensaje era claro: esa era la suerte que les esperaba a los esclavos que osaran rebelarse.
Lee el texto y responde a las siguientes preguntas:
1) ¿De qué maneras se aseguraban los romanos el reclutamiento de esclavos?
2) Define qué era un latifundio y explica como se formaron en Roma
3) ¿Cuáles eran los trabajos y las actividades que realizaban estos esclavos?
4) Considerando la multitud de tareas a las que estaban obligados y las condiciones de explotación a las que estaban sometidos, explica con tus palabras la siguiente frase:
“En Roma, el llamado sistema esclavista, basado en la explotación de los esclavos, fue la base de la economía del imperio”.
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ESCLAVOS ROMAMOS |
Durante el siglo III a.C. fueron surgiendo grandes propiedades llamadas latifundios. Se formaron a medida que los ricos incorporaban a sus propiedades las parcelas vecinas, pertenecientes a los campesinos más pobres, por medio de la compra o arrebatándoselas por la fuerza. Para trabajar los campos, cuidar el ganado y realizar las tareas domésticas, adquirieron esclavos, en su mayoría prisioneros de guerra. De este modo, Italia pronto se pobló de esclavos.
En Roma, como antes había ocurrido en Atenas, los esclavos carecían de todo tipo de derechos y podían ser vendidos o comprados como cualquier otra mercadería. Su condición era hereditaria, es decir, los hijos de los esclavos nacían esclavos y eran propiedad del amo. Los esclavos se vendían en plazas, sobre tablados giratorios. En el cuello llevaban colgado un cartel con todas las características que podían interesarle al comprador: nacionalidad, edad, cualidades y defectos.
Ejecutaban todo el trabajo pesado, ya fuera en las minas o en el campo. Algunos, los más afortunados, podían dedicarse a administrar las propiedades rurales o los negocios de sus amos, al trabajo doméstico, o a la educación de los hijos de los patricios y de los plebeyos enriquecidos .Ciertos esclavos se convertían en gladiadores, su oficio era luchar hasta morir en los juegos romanos. Otros trabajaban como remeros en las embarcaciones romanas. Estos últimos eran propiedad del Estado romano y llevaban una vida muy desdichada: encadenados bajo cubierta, su suerte estaba atada a la nave. Si esta era atravesada por el espolón de una nave enemiga se hundían con ella.
En Roma, a diferencia de lo ocurrido en Grecia, los esclavos no se resignaron a su situación. En varias ocasiones organizaron grandes rebeliones que durante un tiempo mantuvieron en vilo a la República Romana. La más importante de todas fue la que condujo Espartaco, un esclavo guerrero de origen tracio. Después de infligir serias derrotas a varias legiones romanas, la rebelión fue sofocada a un terrible precio: 60.000 esclavos, incluido Espartaco, murieron en la lucha, mientras 6.000 fueron tomados prisioneros y crucificados. El mensaje era claro: esa era la suerte que les esperaba a los esclavos que osaran rebelarse.
Lee el texto y responde a las siguientes preguntas:
1) ¿De qué maneras se aseguraban los romanos el reclutamiento de esclavos?
2) Define qué era un latifundio y explica como se formaron en Roma
3) ¿Cuáles eran los trabajos y las actividades que realizaban estos esclavos?
4) Considerando la multitud de tareas a las que estaban obligados y las condiciones de explotación a las que estaban sometidos, explica con tus palabras la siguiente frase:
“En Roma, el llamado sistema esclavista, basado en la explotación de los esclavos, fue la base de la economía del imperio”.
JULIO CÉSAR
Julio cesar creció rodeado de violencia y guerras internas provocada por el estilo político de aquella época, en donde la democracia de la república se disolvía y parecía que reinaba la anarquía. A los 16 murió su padre y su familia no era tan poderosa ni rica como dicen. Hiendo a rodas a estudiar le capturaron los mayores piratas y traficantes de esclavos del Mediterráneo pidiendo rescate por él, hasta que se reunió el dinero Julio demostró ser algo más de lo que sus captores pensaban, a la vuelta de cesar los piratas fueron capturados y crucificados. A los 30 años era un experimentado soldado y fue enviado a Hispania para reprimir una poderosa revuelta a manos de rebeldes. Carisma y dotes de mando fue lo que demostró en esas batallas. A su vuelta a Roma cesar se dedicó a la política, dado su fama ganó las elecciones a cónsul. Se convirtió en una amenaza para la aristocracia conservadora dado los múltiples cambios que tenía planteado hacer. Lo que más ansiaba era gobernar la Galia, pero sin el apoyo de los conservadores iba a ser imposible, para eso se rodeó de su gran amigo Craso, hombre más rico de Roma y de Pompeyo Magno, un célebre general, alianza llamada el triunvirato, la cual controlaba el gobierno. Con Pompeyo hizo un pacto matrimonial de su hija julia con él. Consiguió ser cónsul y se le atribuyeron dos provincias galas durante 5 años. Cesar se dirigió al norte en busca de gloria y oro. Al mismo tiempo los helvecios se dirigían al sur para conquistar territorio romano. A pesar de que los helvecios estaban en una considerable ventaja numérica, cesar con su ejército bien formado les logro ganar gracias a que engaño a los aristócratas y pudo sobrepasar las murallas de la república. También logro vencer al más temible caudillo bárbaro haciéndolo huir y así adueñarse de la Galia. A los 3 años dominando las galias cruzo hasta el norte para hacer algo que ningún romano hizo antes, invadir Germania y Britania. Cesar enviaba sus emocionantes aventuras y conquistas a Roma. La aristocracia se empezó a preocupar porque cuanto más poderoso fuera cesar menos lo iban a ser ellos. Los conservadores intentaron derrocar a Cesar. Gracias a Craso Cesar consiguió ampliar su consulado. Craso se dirigió al este a invadir ciudades, muriendo en una emboscada allí. Ya perdió un apoyo en Roma y no tardo en perder el apoyo de Pompeyo cuando julia muere en el parto y el niño también muere. El triunvirato estaba acabado y Cesar y Pompeyo siendo enemigos se acercaba el final de uno de ellos.
En roma había revueltas y en la Galia un poderoso caudillo llamado vircengetorix puso en jaque a Cesar en la Galia mientras que en roma sus enemigos cobraban fuerza y pusieron de cónsul a Pompeyo junto un ejército a su disposición. Pompeyo se unió con los conservadores y la situación se volvía crítica para cesar. Cesar decidió estar en la Galia y construir una fortificación para asediar a vircengetorix. En su ayuda se rebeló la Galia y se iba a enfrentar a más de 200000 barbaros. Cesar logro vencer y derrotar finalmente a los barbaros galos y así hacerse con el poder completo de la Galia. Al acabar la campaña en las galas volvió a roma y derroco a Pompeyo. Cesar se fue con su ejército a roma y fue solo a ver a la aristocracia. La población consideraba a cesar un dios y todos querían estar con él. Tras legar a Grecia persiguiendo a Pompeyo los dos ejércitos se encontraron dando lugar a una trágica guerra civil. En farsálica fue en donde derroco finalmente a Pompeyo. Cesar consiguió el poder total de roma e hizo el primer imperio en Roma, se proclamó dictador y único rey de roma. Bruto, cansado de ser el segundón de cesar dirigió a 40 amigos y políticos de roma para asesinar a julio cesar asestándole 23 puñaladas. Le mato su propia grandeza. Pero no se volvió a la república, como los conservadores pensaban, si no que el imperio prosiguió con Augusto, un amigo de Cesar que fue el primer emperador romano.
ACUEDUCTOS ROMANOS
Documental de National Geographic, donde poder observar lo adelantado que estaban en materia de construccion, armamento, tacticas etc. la civilizacion romana, y como hoy en dia aun utilizamos la mismas tecnicas que ellos desde el punto de vista de la construccion hasta en un quirofano del siglo XXI...
¿Cuál es la función de los acueductos?
Explica el sistema que utilizaban para construirlos
¿Cómo funciona el sistema del acueducto?
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención del vídeo?

EL COLISEO DE ROMA
Tras ver el vídeo contesta a las siguientes cuestiones sobre el Coliseo y la vida de los gladiadores:
¿Quién encarga su construcción?
¿Qué capacidad tenía?
¿Cómo consiguen los gladiadores que los escojan en la escuela?
¿Dónde hacían su aparición los gladiadores novatos?
¿Se unían los gladiadores para ayudar a las familias de sus compañeros muertos? ¿Cómo lo sabemos?
¿Qué hacían para que a las fieras les atrajera la carne de los gladiadores?
¿Cuánto duran los juegos de inauguración del Coliseo?
¿Qué eran las venationes? ¿Cuántos animales murieron?
¿A qué debe su nombre el anfiteatro?
martes, 30 de septiembre de 2014
MECENAS. ORIGEN DE LA PALABRA
Gracias a su amistad con Augusto, Cayo Mecenas se convirtió en uno de los hombres más poderosos de Roma y amasó una gran fortuna con la que patrocinó a los literatos de la época.

Persona que patrocina las artes y las letras»: así define el Diccionario de la Real Academia Española el término «mecenas», en referencia a los individuos que dedican parte de sus riquezas a financiar obras culturales diversas, sea un museo, una ópera o un premio artístico o literario. El término procede, como también indica el Diccionario de la Academia, de un personaje de la historia romana que patrocinó con sus riquezas y su influencia a los grandes literatos de la Roma de aquellos años, como Horacio, Virgilio o Propercio. Sin su ayuda, es posible que alguno de los versos más bellos de la literatura universal no hubieran visto la luz. Pero el primer Mecenas de la historia no fue sólo un protector de las artes. Amigo y consejero de Augusto, fue uno de los hombres más poderosos del reinado del primer emperador de Roma.
Al servicio de Octavio
Cayo Mecenas nació probablemente en Arretium (Arezzo), una localidad etrusca del centro de Italia. Se decía que tenía sangre real, como descendiente de los monarcas etruscos de la ciudad a través de la familia de su madre, los Cilnios. Horacio, por ello, lo llamaba «Mecenas, nacido de reyes antiguos, mi dulce baluarte y honor».
Sin embargo, Mecenas perteneció siempre al orden de los caballeros, inferior al de los senadores, y nunca quiso incorporarse al Senado, algo que habría estado a su alcance en cualquier momento gracias a su estrecha relación con Octavio.
Aunque era unos años mayor, Mecenas fue un amigo de primera hora de Octavio, sobrino de Julio César. A la muerte de éste, en 44 a.C., se le unió de inmediato en su lucha por hacerse con el poder. A lo largo del triunvirato que Octavio formó con Marco Antonio y Marco Emilio Lépido (43-33 a. C.), Mecenas realizó importantes gestiones diplomáticas al servicio de su amigo. En 40 a.C. arregló su matrimonio con Escribonia, pariente de Sexto Pompeyo (hijo de Pompeyo el Grande), con la intención de cimentar una alianza entre Octavio y el almirante republicano que evitara una guerra civil con éste y le diera ventaja sobre los otros triunviros. El matrimonio, desde luego, no fue feliz, pero sí dio a Octavio su única descendencia, Julia, cuyos nietos y bisnietos gobernarían el Imperio durante el siguiente siglo. Tres años más tarde marchó a Tarento como enviado personal de Octavio, y allí suscribió un tratado en el que se acordaba un nuevo reparto de las áreas de influencia entre éste y Marco Antonio que dejó a Lépido prácticamente fuera de juego.
En 36 a.C., la paz con Sexto Pompeyo fracasó y Octavio marchó a Sicilia a combatirlo. Mecenas permaneció en Roma investido del máximo poder en la ciudad y en Italia. También participó, como mano derecha de Octavio, en la campaña militar que culminaría en la batalla de Actium, que representó la victoria definitiva de aquel sobre Marco Antonio. Tras la contienda, Mecenas persiguió de forma implacable a los opositores del nuevo hombre fuerte de Roma. En el año 30 a.C., por ejemplo, sofocó rápidamente una conspiración para asesinar a Augusto haciendo que se suicidaran su cabecilla, Lépido el Joven (hijo del antiguo triunviro), y su esposa.
El perfecto sibarita
Las ocupaciones políticas, sin embargo, nunca absorbieron totalmente a Mecenas. Muy al contrario, el influyente ministro de Augusto era conocido entre sus contemporáneos por su tren de vida derrochador y su afición ilimitada por los placeres y los refinamientos. De hecho, muchos consideraban estos gustos como un signo de molicie y afeminamiento, diciendo que podía «superar a una mujer en su dedicación a la indolencia y el lujo». Llamaba la atención su modo de vestir, su manera de ceñirse la túnica sobre las rodillas dejando que pendiera suelta hasta los talones como las enaguas de una mujer; o el modo que tenía de mantener la cabeza cubierta con su manto o pallium cuando presidía un tribunal. Ese supuesto amaneramiento se traslucía en el estilo recargado de los poemas que compuso, de los que se conservan algunos fragmentos.
Por esta razón, el propio Octavio se burló de él en una carta transmitida por Macrobio, en la que lo llamaba «ébano de Medulia, marfil de Etruria, hinojo de Arretium, diamante del Adriático, perla del Tíber, esmeralda de Cilnia, jaspe de Iguvium, berilo de Persenna, granate de Italia», haciendo alusión asimismo al gusto de Mecenas por las piedras preciosas.
Inmensamente rico, Mecenas se hizo construir una gran residencia en el monte Esquilino, rodeada por los célebres Jardines de Mecenas de los que hoy se conservan aún algunos restos, aunque en absoluto dan una idea del esplendor de esa propiedad, que después pasaría a ser la residencia de Tiberio, el sucesor de Augusto, tras la vuelta de su exilio en Rodas. Allí celebraba espléndidos banquetes con manjares exquisitos que puso de moda en Roma, como la carne de monos jóvenes. Se decía que le gustaba conciliar el sueño al son de música lejana tocada por músicos escondidos entre los setos. Era, en suma, un auténtico sibarita, en marcado contraste con el carácter del otro consejero principal de Augusto, su yerno Marco Agripa, hombre de carácter más bien sencillo y con vocación militar, aunque también fue un notable coleccionista de arte.
Aficionado a la música, el teatro –en particular los mimos– y también a la poesía, Mecenas se rodeó de los principales escritores de Roma, como Virgilio, Horacio y Propercio. Sin duda, ello se debía a su propia sensibilidad literaria, pero había también otras razones. Mecenas se había dado cuenta de que un simple poeta como Catulo había perjudicado seriamente la imagen de Julio César con acusaciones maliciosas como la de ser amante de un tal Mamurra, uno de sus oficiales de intendencia. Para impedir que Octavio sufriera los mismos ataques, Mecenas decidió atraerse a los poetas más destacados de su generación y convencerlos de que cantaran las alabanzas del fundador del Imperio.
Un patrón poco exigente
Algunos a veces se resistían a desempeñar el papel de poeta oficial, como Horacio, que en una oda se quejaba de que lo suyo era la poesía amatoria, no adular a Octavio: «La Musa quiere que yo celebre los dulces cantos de mi ama Licimnia…». Virgilio, en cambio, se mostró más dispuesto a jugar ese papel; su Eneida se planteó como un poema laudatorio de los antepasados de Augusto, a modo de «premonición» de la obra de éste como fundador y pacificador del Imperio.
Para atraer a todos estos poetas, Mecenas organizaba irresistibles banquetes y orgías, y les ofrecía influencia, dinero y favores. Esto no significa que los literatos se dejaron comprar sin más; Horacio, por ejemplo, aceptó una modesta hacienda en la región de Sabina, pero en sus poemas declara que no aceptó prebendas o cargos públicos ni encargos de cantar las glorias de Augusto. En cuanto a Virgilio y Propercio, no puede decirse que alabaran en exceso al nuevo emperador.
Tras la proclamación de Octavio como emperador, con el nombre de Augusto, en el año 27 a.C., Mecenas siguió desempeñando un papel prominente en la corte, pero en un segundo plano frente a Agripa, quien llegó a ser considerado como el sucesor de Augusto. Con el tiempo, las relaciones con el emperador se enfriaron por causas difíciles de determinar; quizá fue el affaire de Augusto con la esposa de Mecenas, Terencia, o bien la intercesión del consejero para librar a su cuñado Terencio Varrón Murena de una acusación por traición. Al final, Mecenas se retiró a su palacio del Esquilino, donde se dedicó a sus libros y a sus artistas. Como no tenía descendencia, en su testamento legó toda su fortuna a Augusto, su protector y el hombre por quien tanto había hecho en vida y ante la posteridad.
ACUEDUCTO DE SEGOVIA
El Acueducto de Segovia, sin duda el más conocido de los puentes de la época romana y el mayor símbolo a nivel mundial de Segovia, data de finales del siglo I y principios del siglo II. Su misión era la de traer agua desde el río Frío, en la cercana sierra de Guadarrama, para el abastecimiento de la población. El tramo más conocido del Acueducto de Segovia tiene 760 metros de longitud, y en su tramo más elevado consta de dos cuerpos de grandes arcadas de sillares de granito sobre las que discurre la conducción de agua
El núcleo del acueducto lo componen 44 grandes arcos, sobre los que se apoyan 119 arcos más pequeños. Tanto los arcos inferiores como los superiores se sujetan sin la utilización de ningún tipo de argamasa, simplemente por el equilibrio entra las fuerzas y los pesos de sus piedras. La mayor altura del Acueducto de Segovia se consigue en la Plaza del Azoguejo, donde esta fenomenal construcción alcanza los 30 metros de altura.
lunes, 29 de septiembre de 2014
miércoles, 17 de septiembre de 2014
domingo, 7 de septiembre de 2014
EMPERADOR CATILINA
"Pero yo, habiendo leído y oído mucho de los heroicos
hechos del pueblo romano, así en paz como en las guerras que
hizo por mar y tierra, tuve acaso la curiosidad de inquirir
qué fue lo que principalmente pudo haber sostenido en Roma
el peso de tan grandes negocios. Porque veía que el pueblo
romano había combatido contra grandes legiones de enemigos,
por lo regular con un puñado de gente; que había hecho
guerra a reyes poderosos con ejércitos pequeños; que había,
asimismo, experimentado varios reveses de fortuna, y que era
inferior a los griegos en elocuencia y a los galos en
crédito de guerreros. Y después de mucha reflexión y examen,
venía a concluir que todo se debía al gran valor de pocos
ciudadanos, y que por ellos venció la pobreza a las riquezas
y el corto número a grandes muchedumbres. Pero después que
la ciudad se estragó con el lujo y la desidia, sobrellevaba
aún la república con su grandeza los vicios de sus generales
y magistrados, sin haber dado a luz en muchos años, como
madre ya infecunda, varón alguno de señalada virtud. No
obstante esto, hubo en mi tiempo dos que ciertamente lo
fueron, aunque de costumbres diferentes. Marco Catón y Cayo
César; y pues nos los presenta la ocasión, no quiero dejarla
pasar sin decir lo mejor que sepa el genio y calidades de
uno y otro.
Fueron, pues, éstos casi iguales en nacimiento, edad y elocuencia; iguales en grandeza de ánimo y en gloria, pero cada uno por su rumbo. César era reputado grande por su liberalidad y beneficios; Catón por la integridad de su vida. A aquél hizo ilustre su piedad y mansedumbre; a éste, respetable su severidad. César se granjeó fama dando, socorriendo y perdonando; Catón, sin dar a nadie nada. Uno era el asilo de los miserables; otro, la ruina de los malos. De aquél se alababa la afabilidad; de éste, la constancia. En suma, César tenía por máxima trabajar, desvelarse, atender a los negocios de sus amigos, descuidando de los suyos; no negar cosa que fuese razonable; para sí apetecía dilatado mando, ejército y guerra nueva en que campease su valor. Catón ponía su mira en la moderación, en el decoro y especialmente en la entereza de ánimo. Y así no aspiraba a ser más rico, ni a tener más séquito que otros, sino a exceder al esforzado en valor, al modesto en honestidad, al virtuoso en integridad de costumbres; quería, en fin, más ser bueno que parecerlo, con lo que cuanto menos pretendía gloria, tanto se la conciliaba mayor."
Fueron, pues, éstos casi iguales en nacimiento, edad y elocuencia; iguales en grandeza de ánimo y en gloria, pero cada uno por su rumbo. César era reputado grande por su liberalidad y beneficios; Catón por la integridad de su vida. A aquél hizo ilustre su piedad y mansedumbre; a éste, respetable su severidad. César se granjeó fama dando, socorriendo y perdonando; Catón, sin dar a nadie nada. Uno era el asilo de los miserables; otro, la ruina de los malos. De aquél se alababa la afabilidad; de éste, la constancia. En suma, César tenía por máxima trabajar, desvelarse, atender a los negocios de sus amigos, descuidando de los suyos; no negar cosa que fuese razonable; para sí apetecía dilatado mando, ejército y guerra nueva en que campease su valor. Catón ponía su mira en la moderación, en el decoro y especialmente en la entereza de ánimo. Y así no aspiraba a ser más rico, ni a tener más séquito que otros, sino a exceder al esforzado en valor, al modesto en honestidad, al virtuoso en integridad de costumbres; quería, en fin, más ser bueno que parecerlo, con lo que cuanto menos pretendía gloria, tanto se la conciliaba mayor."
(Cayo Salustio Crispo, La conjuración de Catilina)
miércoles, 2 de julio de 2014
LETRINAS EL WC DE LOS ROMANOS
l agua que llegaba a la ciudad de Roma a través de los acueductos se almacenaba en grandes depósitos desde donde se distribuía a las panaderías, las casas, los baños… Parte del agua sobrante de estos usos prioritarios se destinaba a la red de alcantarillado: la Cloaca Máxima. Iniciada su construcción en el siglo VI a.C. por el rey Tarquinio y ampliada en varias ocasiones en siglos posteriores, recogía las aguas fecales de las casas -lógicamente, esta red no cubría toda Roma y mucho menos las zonas de las clases bajas- y de las letrinas públicas (latrinae publicae) para llevarlas hasta el río Tíber. El problema era cuando las aguas residuales volvían a su origen… por las crecidas del Tíber.
En la ciudad de Roma se distribuían estratégicamente decenas de letrinas públicas (en el siglo IV había 144 con más de 4.000 plazas) para satisfacer las necesidades fisiológicas de los ciudadanos. Estas letrinas consistían en un banco de frío mármol con varios agujeros en los que sentarse a evacuar y bajo ellos la corriente de agua que arrastra la materia fecal. A modo de papel higiénico, en las letrinas públicas los romanos utilizaban un palo que llevaba en un extremo una esponja de mar (spongia). Y ahora que nos hacemos uno idea del habitáculo, veremos los peligros de utilizarlas…
Como no había separación entre los agujeros, tenías que compartir aquellos momentos de intimidad con desconocidos y no te digo nada si eran de los que daban conversación.
En teoría, después de usarse la spongia debía enjuagarse y limpiarse para el siguiente, y cada cierto tiempo cambiarse. Sentarse a aliviarse y comprobar que la spongia se debía haber cambiado hace tiempo…
Y la más peligrosa para la integridad física… Existía la graciosa costumbre de algunos gamberros de echar una pelota de lana ardiendo en las alcantarillas que si te pillaba con el culo en el agujero…
Y si los romanos utilizaron su arte y su talento en la canalización, distribución y uso del agua, también lo hicieron a la hora de reciclarla. En las letrinas que la alta sociedad tenían en sus casas, se reciclaba el agua usada en los baños para los retretes, y en casas no tan pudientes pero que también disponían de letrinas, se situaban cerca de las cocinas para reciclar el agua con la que lavaban los utensilios de cocina.


LOS PRIMEROS BOMBEROS
El más famoso de los incendios que devastó Roma fue el del año 64 d.C. en tiempos de Nerón. La leyenda sitúa al emperador Nerón en su palacio en el monte Palatino (unas de las siete colinas de Roma) contemplando el incendio y tocando su lira -y digo tocando que no logrando sacar de ella algo parecido a la música-. Roma ardió durante cinco días y los cristianos fueron acusados y perseguidos como responsables. Recomiendo la película Quo Vadis (1951) y la genial interpretación de Peter Ustinov en el papel Nerón.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2-neron-incendio-roma/1208079/
Los incendios eran muy frecuentes en la ciudad de Roma. Una urbe densamente poblada (unos 800.000 habitantes en el siglo I), con mucho material inflamable (paja, madera, telas, etc.), iluminación con teas y lámparas de aceite, callejuelas estrechas pobladas de tenderetes… y para hacerles frente unos cuantos esclavos situados en puntos estratégicos de la ciudad para sofocar los fuegos con cubos de agua. Las consecuencias eran terribles. Así que, tras el incendio del año 6 d.C., el emperador Augusto decidió sustituir este sistema, totalmente ineficaz, creando un cuerpo de vigiles (vigilantes) que hoy podríamos llamar el primer cuerpo de bomberos profesionales de la Historia. El cuerpo de vigiles estaba formado por los aquarii (aguadores), siffonarii (manejaban las bombas de agua llamadas sipho) y los uncinarii (con lanzas provistas de ganchos hacían los derribos controlados del inmueble quemado). Pero hubo otro cuerpo de bomberos privado y poco profesional bajo las órdenes de Marco Licinio Craso.
En 60 a.C. se constituyó una alianza política en Roma, llamada Primer Triunvirato, formada por Pompeyo, Julio César y Craso. Los dos primeros aportaban su prestigio ganado en el campo de batalla y Craso aportaba… ser el hombre más rico de Roma. Entre los múltiples negocios en los que Craso se embarcó los hubo legales, ilegales y miserables, como hacer negocio con los frecuentes incendios de la urbe. Craso creó un cuerpo de bomberos privado que, lógicamente, acudían a sofocar los incendios pero, y aquí está el negocio, sólo intervenían cuando los propietarios de los inmuebles afectados aceptaban venderle su propiedad a Craso. Claro está que a un precio irrisorio. Ante la disyuntiva de quedarse sin nada o aceptar unos cuantos sestercios y poder recuperar parte de sus bienes, firmaban la venta. Los bomberos sofocaban el incendio y Craso adquiría terrenos donde construir nuevos edificios a bajo precio. Incluso se pensó que también tenía un cuerpo de pirómanos.
¿EL ORIGEN DE LA FORMULA 1 ?
Las carreras de cuadrigas de la antigua Roma equivaldrían a la Fórmula 1 actual. Como adelantábamos en el post anterior, en el que podéis consultar ciertos aspectos técnicos (, tenemos el relato de una de ellas extraído de VALENTIA, Las Memorias de Cayo Antonio Naso:
Una sonora fanfarria al toque de trompas y pífanos anunció la llegada de las acicaladas autoridades custodiadas por un contubernio de milicianos locales y una especie de lictores que imprimían al conjunto un toque imperial con cierto sabor provinciano. Una vez acomodados los dignatarios comenzó el desfile saliendo desde la Porta Pompae los participantes de las carreras. Por los altos arcos aparecieron en primer término dos bigas ligeras en las que sendos pregoneros, pulcramente ataviados, anunciaban la inminente aparición de los héroes de la tarde y sus patrocinadores. Acto seguido irrumpieron en la arena las aclamadas cuadrigas de Lisandro, Crisus y otros dos aurigas más que completaban los cuatro colores con los que el público se identificaba hasta el disturbio y con los que los felones corredores de apuestas hacían cada día de carreras su pingüe negocio.
El bello Crisus, campeón de aquel año, con una indumentaria similar a un mirmillón pero luciendo un pequeño yelmo de estrecha e hirsuta cimera roja en vez del típico casco repujado, era el paladín del Rojo. Conducía una bella y curvilínea cuadriga, ligera pero robusta, pintada en un brillante color bermellón y rematada con guarniciones doradas que cuatro negros corceles impulsaban tan suavemente como si se deslizase por placas de hielo.
Su oponente y aspirante al triunfo, el joven Lisandro, vestido con elegantes ropas griegas al puro estilo de Aquiles, ajustado bonete de cuero y fusta en mano, el defensor del Blanco, no le quedaba a la zaga. Montaba sobre una esbelta cuadriga nacarada y engalanada en sus laterales con una abundante cornucopia de plata sobre seis venablos cruzados, el símbolo de la ciudad, cuyo resplandor al quedar expuesta a los inclementes rayos del sol cegó por un instante a algunos espectadores. Cuatro blancas yeguas de lacias crines grises constituían el tiro del impresionante carro.
El resto de participantes, dos aurigas de menor repercusión en los garitos de apuestas, también lucían petos de cuero trabajado y sendas cuadrigas, que no por ser menos lujosas no parecían más simples. Y no menos lustrosos eran los caballos bayos que las arrastraban. Eran los paladines del Verde y el Azul, los colores habituales del Ejército y el Senado que, obviamente, no eran muy populares fuera de los círculos del poder de la Urbe.
Los cuatro aurigas se dirigieron hacia el centro de la pista, deteniéndose a media espina, frente al palco de autoridades. Desde la privilegiada posición de Tito, la familia Antonia podía ver reflectar los bruñidos remaches de los trajes, los reflejos de los carros y el sudor de los jumentos como si al lado mismo de ellos estuviesen. Después de solicitar la venia a las autoridades, los cuatro conductores, rienda en la diestra, fusta en la opuesta y yelmo calzado, quedaron pendientes de que el duunviro soltase el paño blanco desde la balconada del pulvinar indicando con ello el inicio de las siete vueltas que los atrevidos aurigas deberían de realizar.
El personal de apoyo, después de rastrillar la tierra batida de la pista a conciencia, se encontraba presto en las escalinatas de la espina, un murete de poco más de seis pies de altura que formaba el eje del hipódromo sobre el que los carros debían girar. […] Los musculosos esclavos nubios encargados de girar las Septem Ova cada vuelta completada ya estaban dispuestos, el sacerdote de Júpiter había realizado el auspicio correspondiente con resultado satisfactorio y los asistentes de los establos y de la enfermería estaban listos y en sus puestos. Había llegado tan esperado momento. Una vez más, el gran espectáculo del Ludus Máximus podía comenzar.
Y la mappa cayó desde la mano del duunviro de turno mientras el pretencioso Quinto Gabinio se vanagloriaba de la gran carrera de cuadrigas con la que pretendía agasajar a su próximo electorado. Y al ver caer la vaporosa tela blanca de la mano del primer magistrado de la ciudad los aurigas restallaron sus fustas sobre el lomo de los encabritados corceles que arrancaron cuales furias entre el griterío del público y una soberbia polvareda. Podía reconocerse en las gradas a los seguidores de los diferentes colores ya que la gente solía vestirse en días así a tono con los colores de su apuesta.
TODOS AL CIRCO
Qué afición hay más popular y visceral que sentarse en la grada de un recinto deportivo lleno a rebosar una cálida tarde de primavera. Multitudes colmando el graderío, vestidas con los colores de sus ídolos, gente repartiendo bebidas y fruslerías entre el respetable, apuestas en dinero u orgullo sobre quien vencerá y quien no, ánimos exaltados y, allí bajo, grandes héroes admirados y deseados por todos…
Obviamente, supondréis que no estoy hablando de un partido de fútbol, herencia social de otros tiempos, sino del Circo, el Ludus Maximus, la atracción de atracciones más popular del mundo romano.
Como no podía ser de otro modo, el Circo es la expresión máxima del antiguo hipódromo griego, pero mucho más grande en sus dimensiones y en el negocio y afición que llegó a suscitar. Uno de los grandes tópicos erróneos sobre el Circo romano es asociarlo a la lucha de fieras y espectáculos sangrientos de gladiadores. El Circo era un recinto meramente deportivo donde se realizaban carreras de carros, inmortalizadas para la historia del cine por Charlton Heston (Ben Hur) y Stephen Boyd (Messala) en aquella evocadora escena…
La planta del Circo era rectangular con los extremos anchos y redondos para favorecer la apertura en el giro de los carros. En una vista general se asemejaría a un estadio oval actual, pero mucho más alargado. La pista principal, llamada arena como en los anfiteatros, estaba partida en dos por un murete, la spina, que hacía de separador y podía ser muy simple o repleto de estatuaria, obeliscos u ornamentos en los recintos más grandes. En cada extremo de la spina se encontraba la meta, un pilar cónico. En el centro de aquel muro separador se encontraba el septem oba, el marcador manual generalmente representado con siete peces o delfines que se iban inclinando a cada vuelta que daban los corredores.
El Circo era uno de los símbolos de esplendor de Roma. No todas las ciudades tuvieron uno, sólo aquellas que su ciudadanía tuvo suficiente poder económico para sufragar su construcción allá sobre el siglo I d.C. Las ruinas desnudas de algunos de ellos han llegado hasta nuestros días, como los casos de Emérita Augusta, Segobriga o Toletum, pero la mayoría de ellos se encuentran hoy bajo el entramado urbano como sucede en Saguntum, Valentia o Calagurris. Por los primeros sabemos de sus dimensiones exactas; en el caso del emeritense tenía 400m de longitud por 30m de anchura, dando cabida a cerca de 30.000 espectadores. Circos más modestos como el de Valentia tenían un aforo cercano a las 3.500 almas, aun así cifras importantes para la escasa demografía de la época.
Servirá de comparación que el Circus Maximus de Roma tras la reforma de César tenía 600m de pista por 200m de ancho y podía alojar cerca de 150.000 espectadores… ¡Hasta doce cuadrigas podían correr y girar en paralelo! Como sería de fastuoso aquel recinto para que Augusto colocase un obelisco egipcio en su spina y con el desmantelamiento de sus bloques en el siglo XVI se construyese la Basílica de San Pedro… Venerables piedras que no han dejado de ver espectáculos desde que fueron cinceladas.
Pero los verdaderos protagonistas de aquellos eventos no eran los duunviros que pagaban el espectáculo o los emperadores que sufragaban tan magnas obras, sino quienes se jugaban la vida subidos a los carros para deleite de plebeyos y patricios: los aurigas. Muchos de ellos eran esclavos y si su carrera culminaba jalonada de éxitos podían comprar su libertad, aunque también se sabe de libertos compitiendo en todas las arenas del Imperio. No sólo tenían fervorosos aficionados masculinos, pues muchas matronas requerían de los favores de los grandes campeones. Los deportistas de élite siempre han sido objetivo de muchas fantasías…
Aquellos arriesgados aurigas que se jugaban la vida en cada carrera conducían varios tipos de carros: bigas (dos caballos), trigas (tres) o cuadrigas (cuatro), siendo estos últimos los que retenemos en nuestras retinas cuando nos imaginamos las carreras, quizá también como influencia de la mencionada Ben-Hur. Quizá el auriga más afamado en todo el Imperio fue Cayo Apuleyo Diocles, un hispano lusitano que llegó a correr durante veinticuatro años, un gran logro en profesión tan peligrosa. Participó en 4.257 carreras de las que ganó 1.462, victorias que le cosecharon la indecente cantidad de 35 millones de sestercios. Falleció como un gran potentado a los cuarenta y dos años de edad en su villa de Praeneste (Italia)… La costumbre de pagar bien a los corredores no es un invento de la Fórmula 1. Diocles fue un auténtico “Fernando Alonso” de las riendas.
martes, 1 de julio de 2014
LAS TERMAS
Hay mucho tópico en los baños públicos de la antigua Roma. Como muchos otros logros culturales, la idea no es propiamente romana, sino griega. Sí que es cierto que en la Grecia clásica no existieron termas al uso, pero sí espacios dedicados al culto del cuerpo y su correcto moldeo e higiene, como estadios, palestras para ejercicios y centros de culto asociados a las propiedades terapéuticas del agua. Los baños no toman su dimensión pública y popular hasta que una nación mucho más pragmática que los dispersos griegos asume la hegemonía en el Mare Nostrum.
Las primeras termas: Fueron mucho más austeras y sencillas que las imágenes de las grandes termas imperiales que tenemos muchos de nosotros en mente. En principio constaban de un pequeño vestíbulo donde los esclavos encargados de la recaudación y el mantenimiento atendían a los clientes. Aquel pequeño recibidor daba paso a un vestuario (Apodyterium), una salita rectangular repleta de hornacinas en sus paredes y un banco corrido bajo ellas para que los clientes se desnudasen y dejasen sus pertenencias a buen recaudo. Un baño completo en tiempos de César podía costar entre un par de ases o un sestercio (dependiendo del lugar y de las atenciones)
Del vestuario se pasaba a la sala caliente (Caldarium), donde una pequeña bañera rectangular con escalones de acceso en uno de sus lados largos servía para la primera inmersión (Labra). Cerca de dicha bañera se encontraba la pila (Patena) en la que un chorro de agua fresca servía para beber y refrescarse. El ambiente en esta sala era bastante sofocante al encontrarse cerca del horno que mantenía caliente el agua del recinto.
Este tipo de termas primitivas podemos verlas aún en Pompeya y Valentia. Las primeras termas de la colonia del Turius son de época fundacional (siglo II a.C.) y unas de las más antiguas de toda Hispania. En la foto adjunta puede verse la escalinata de acceso a la bañera (Labra) y la sala de baño templado para aplicar masajes (Tepidarium y Unctarium) contigua a la sala principal (Caldarium)
Hipocausto de las termas de la muralla de Lucentum (Alicante)
Las termas clásicas republicanas y alto-imperiales: Aportan un cambio sustancial al recinto anterior. El suelo no es de mosaico en escama como en las de Valentia, sino que es de barro cocido y se sustenta sobre pilares de ladrillo entre los cuales circula aire caliente procedente del cuartito del horno (praefurnium) Este sistema de distribución de aire caliente entre las paredes y suelos de las termas a través de tuberías diseñado por el brillante ingeniero Cayo Sergio Orata se hizo muy popular entre los arquitectos romanos y se conoce como hipocausto. El horno calienta por igual el agua de la bañera del Caldarium, la “sauna” llamada entonces Laconicum y actúa como calefacción central en todo el edificio. Funcionaba realmente bien, calentando tanto el suelo que se alquilaban sandalias de madera para evitar pisar descalzo y quemarse.
En las grandes ciudades se incluía una gran bañera (Natatio) en la sala fría (Frigidarium), el equivalente nuestras piscinas exteriores, donde se realizaba el último baño frío reconstituyente después de sudar, exfoliar la piel con un instrumento afilado en forma de hoz (raedora) y masajearla con aceites aromáticos.
Como no, ya en tiempos del Imperio, el grado de atención popular a estos recintos se multiplicó y los arquitectos y diseñadores de estos espacios públicos tan demandados comenzaron a explotar los recursos termales de la madre naturaleza y vestirlos de mármol y pórfido. Es el caso de las termas de Bath, donde el manantial termal es utilizado para suministrar agua caliente y medicinal a la natatio.
La gran crisis del mundo clásico también afectó a las termas. Cuando el erario imperial de provincias se vació a causa de los graves problemas económicos que sacudieron el Imperio a partir de la segunda mitad del siglo III d.C., muchos edificios públicos fueron abandonados. Es el caso de las termas de Caesaraugusta (Zaragoza), otras fueron arrasadas durante las invasiones germánicas y no reconstruidas (Valentia) o sencillamente se consumieron tras el abandono total de la ciudad (Lucentum)
Con los grandes megalómanos llegaron los grandes recintos. Trajano, Caracalla o Diocleciano levantaron verdaderos monumentos. Las termas pasaron de ser un pequeño baño de barrio para lavarse y conversar plácidamente entre conciudadanos a palacios fastuosos de piedras nobles, repletos de lujos, estatuaria, pasillos, cientos de esclavos, diferentes salas con todo tipo de baños, además de negocios anexos y complementarios para satisfacer todos los apetitos de los clientes; bibliotecas, tabernas y lupanares confluían en armonía en estos “spas” de la antigua Roma.
Conclusión: Las termas recogen el sabor del mundo antiguo. Abiertas desde mediodía hasta el anochecer, establecían turnos femeninos y masculinos (sólo se conocen algunas termas mixtas en la propia Roma) Se hacía más política en la quietud de aquellas bañeras que en las sillas de la Curia, y las damas se enteraban de todo que ocurría en su ciudad sólo asistiendo frecuentemente a los baños. A la salida de las termas siempre había algún establecimiento de comidas rápidas con el que aplacar el apetito
RECONSTRUCCIONES VIRTUALES DE CIUDADES ROMANAS
Reconstrucciones virtuales de la ciudades romanas de Bílbilis (Calatayud, Zaragoza) y de Labitolosa (La Puebla de Castro, Huesca). Realizada por el grupo de investigación URBS y el GIGA (Grupo de Ingeniería Gráfica Avanzada) de la Universidad de Zaragoza.
· FORO de Bilbilis
·TERMAS de Bilbilis
·TEATRO de Bilbilis
·INSULA de Bilbilis
domingo, 8 de junio de 2014
martes, 3 de junio de 2014
viernes, 30 de mayo de 2014
ROMA Y EL LATÍN EN LA PUBLICIDAD
1. Anuncio de Aquarius http://www.youtube.com/watch?v=9W5H6MrBMeE
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2.Otro anuncio de Aquarius http://www.youtube.com/watch?v=slp_w7X5Jq8
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3.Anuncio de Renault hace años http://www.youtube.com/watch?v=QRE_5-6ffXo
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jueves, 29 de mayo de 2014
CIRCO ROMANO DE VALENCIA
El Circo romano de Valencia data del siglo II. El circo estuvo en funcionamiento hasta la segunda mitad del siglo V. En época visigoda y árabe se reutilizó como muralla y se edificaron viviendas y zonas de cultivo en su interior y alrededor.
Se localizaba a extramuros de la ciudad, al este del foro.
Es la construcción más monumental erigida por los romanos en la ciudad de Valencia, mide 350 metros de largo por 70 de ancho. Los muros que se han encontrado tenían cuatro metros de ancho y cinco de alto. Estaban construidos de hormigón en los extremos y rellenados con piedras de río y tierra prensada en su interior. Solo cinco circos en España tenían unas medidas similares y una capacidad para unas 10.000.- personas, que argumentan las características de ciudad imperial que tenía la Valentia romana. Los circos conocidos en Hispania son los de Mérida, Toledo, Córdoba, Tarragona, Sagunto, Calahorra, Santiago do Cacem, Itálica, Segóbriga, Alhambra y Valencia. Había cuatro equipos, rojos, azules, blanco y verdes. El primer tramo del circo se localizó en 1987 durante unas obras calle Barón de Petres y fueron dos basamentos de piedra de la zona de las carceres. En 1988 apareció el primer tramo de muro, el occidental; y en 1990, el oriental en la calle Comedies. En 1993 se encontraron sendas muestras deterioradas de los muros interno y externo del circo. En 1995 se halló un fragmento de la cabecera semicurva de meta y salida en la calle de la Paz. En 1997 la spina en San Juan del Hospital. La mayoría de restos del circo aunque se conservan, no se pueden visitar porque tras documentarse se decidió taparlos y construir sobre los mismos, en contra de las recomendaciones de los arqueólogos. Las excavaciones que se llevaron han permitido identificar diez partes del circo de las cuales solo tres se pueden visitar. La spina en San Juan del Hospital, en la calle Trinquete de Caballeros. En el restaurante Soho en la calle Comedias con la calle del Mar, restos de un muro del graderío y parte de la arena y en el Caro Hotel, calle Almirante, tres remates de los obeliscos de la spina y una cornisa.
Se localizaba a extramuros de la ciudad, al este del foro.
Es la construcción más monumental erigida por los romanos en la ciudad de Valencia, mide 350 metros de largo por 70 de ancho. Los muros que se han encontrado tenían cuatro metros de ancho y cinco de alto. Estaban construidos de hormigón en los extremos y rellenados con piedras de río y tierra prensada en su interior. Solo cinco circos en España tenían unas medidas similares y una capacidad para unas 10.000.- personas, que argumentan las características de ciudad imperial que tenía la Valentia romana. Los circos conocidos en Hispania son los de Mérida, Toledo, Córdoba, Tarragona, Sagunto, Calahorra, Santiago do Cacem, Itálica, Segóbriga, Alhambra y Valencia. Había cuatro equipos, rojos, azules, blanco y verdes. El primer tramo del circo se localizó en 1987 durante unas obras calle Barón de Petres y fueron dos basamentos de piedra de la zona de las carceres. En 1988 apareció el primer tramo de muro, el occidental; y en 1990, el oriental en la calle Comedies. En 1993 se encontraron sendas muestras deterioradas de los muros interno y externo del circo. En 1995 se halló un fragmento de la cabecera semicurva de meta y salida en la calle de la Paz. En 1997 la spina en San Juan del Hospital. La mayoría de restos del circo aunque se conservan, no se pueden visitar porque tras documentarse se decidió taparlos y construir sobre los mismos, en contra de las recomendaciones de los arqueólogos. Las excavaciones que se llevaron han permitido identificar diez partes del circo de las cuales solo tres se pueden visitar. La spina en San Juan del Hospital, en la calle Trinquete de Caballeros. En el restaurante Soho en la calle Comedias con la calle del Mar, restos de un muro del graderío y parte de la arena y en el Caro Hotel, calle Almirante, tres remates de los obeliscos de la spina y una cornisa.
1.- Las carceres. Calle Barón de Petres.
2.- Muro occidental. Plaza de Nápoles y Sicilia.
3.- Arena. Plaza de Nápoles y Sicilia.
4.- Muro occidental. Calle del Palau.
5.- Muro oriental. Calle Trinquete de Caballeros.
6.- Muro occidental. Calle del Miracle.
7.- Muro oriental. Calle Trinquete de Caballeros.
8.- Spina. San Juan del Hospital.
9.- Muro oriental y arena. Calle de les Comedies- Calle de Mar. Rte Soho
10.- Cabecera semicircular. Calle de la Paz.
miércoles, 28 de mayo de 2014
VISITA VIRTUAL DEL ARA PACIS
http://tourvirtuale.arapacis.it/eng/index.html
El Ara Pacis es un monumento conmemorativo erigido entre los años 13 y 9 a.C. para la celebración de la paz en el Mediterráneo tras las victoriosas batallas del emperador Augusto en Hispania y la Galia.
El monumento, un altar situado en el interior de una estructura cerrada realizado en mármol de Carrara, destaca por la impresionante decoración constituida por varios relieves que muestran a la familia de Augusto en procesión, además de diferentes alegorías relacionadas con la mítica fundación de Roma.
Erigido en el Campo de Marte, el Ara Pacis estaba dedicado a la diosa de la Paz, en honor a la cual cada año se realizaban en él los sacrificios de un carnero y dos bueyes.
El altar estaba situado de tal forma que la sombra del gran obelisco situado en el Campo de Marte se proyectaba sobre el Ara Pacis el día del cumpleaños de Augusto.
Debido a la crecida del río el altar quedó sumergido en el lodo, donde permaneció durante más de un milenio. No fue hasta el siglo XVI cuando se encontraron parte de los restos y en 1938 se llevó a cabo la reconstrucción que se conserva hasta nuestros días.
El Ara Pacis es un monumento conmemorativo erigido entre los años 13 y 9 a.C. para la celebración de la paz en el Mediterráneo tras las victoriosas batallas del emperador Augusto en Hispania y la Galia.
Erigido en el Campo de Marte, el Ara Pacis estaba dedicado a la diosa de la Paz, en honor a la cual cada año se realizaban en él los sacrificios de un carnero y dos bueyes.
El altar estaba situado de tal forma que la sombra del gran obelisco situado en el Campo de Marte se proyectaba sobre el Ara Pacis el día del cumpleaños de Augusto.
Debido a la crecida del río el altar quedó sumergido en el lodo, donde permaneció durante más de un milenio. No fue hasta el siglo XVI cuando se encontraron parte de los restos y en 1938 se llevó a cabo la reconstrucción que se conserva hasta nuestros días.
martes, 27 de mayo de 2014
lunes, 26 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
test de roma sociedad
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