Ocupaba una superficie de más de tres campos de fútbol. Con 350
metros de largo y más de 70 de ancho, el circo romano de Valentia era la
construcción más imponente de nuestra ciudad en el siglo II, durante la
época romana y bizantina. Partía desde la calle de la Paz, a la altura
del Colegio del Patriarca, y llegaba hasta la calle Almirante, donde se
encuentra la sede de Comisiones Obreras.
Sin embargo, el circo romano es un gran desconocido para muchos de
los valencianos. De hecho, hace poco más de veinte ni siquiera
historiadores y arqueólogos imaginaban que, bajo el suelo de Valencia,
yaciera un circo romano.
Los descubrimientos de los restos del circo comenzaron en 1987, en la
calle Barón de Petrés, donde aparecieron dos basamentos de piedra de la
zona de las carceres. Un año después apareció el primer tramo de la
pared, el occidental; y en 1990, el oriental. Entonces, todos estos
descubrimientos se consideraron que formaban parte de la muralla romana.
Sin embargo, en 1993 se encontraron sendas muestras deterioradas de
los muros interno y externo del circo que, junto al hallazgo en 1995 de
un fragmento de la cabecera de salida y meta en la calle de la Paz
disiparon todas las dudas.
“El circo romano era un hipódromo, y en la antigüedad, sobre todo en
la época romana del Imperio y en la época bizantina, era el deporte
principal; era una actividad de trascendencia similar al fútbol de
ahora, ya que los emperadores estaban siempre pendientes de que el
pueblo tuviera su ración de circo”, explicó Albert Ribera, jefe del
Servicio de Investigación Arqueológica Municipal de Valencia.
“Las competiciones las disputaban doce cuádrigas, que salían a la
vez, y que daban doce vueltas al recinto; siempre había accidentes y se
producían escenas casi de terror pero que a los antiguos les
interesaban”, señaló Ribera. “Se conocen una decena de puntos del centro
de Valencia con restos del circo, que yace debajo de la ciudad, y que
se han ido localizando uno por uno hasta montar el puzzle final”,
destacó.
Las carceres estaban en la calle Barón de Petrés. Los restos del muro
occidental, en la plaza de Nápoles y Sicilia, al igual que la arena. En
la calle Palau hay también restos del muro occidental, así como en la
calle Miracle. Del muro oriental, atravesaba la calle Trinquet de
Cavallers y la calle Comedias. La ‘spina’, el muro central, estaba donde
se encuentra San Juan del Hospital. Y la cabecera del circo, en la
calle de la Paz.
Sin embargo, sólo en tres lugares de Valencia pueden verse hoy en día
restos del circo romano. “Una parte de la muralla está en un
restaurante que hay en el cruce de la calle Comedias y la calle del Mar
–El Soho del Mar–; existen también tres elementos de las metas en el bar
del Hotel Caro; y en la cripta de la reina Costanza, en la Iglesia de
San Juan del Hospital se conserva parte del muro de la ‘spina’, el muro
central, donde se colocaban obeliscos e inscripciones”, señaló Albert
Ribera.