Aconsejado por el astrónomo y filósofo alejandrino Sosígenes, Cesar añadió 67 días al año 46 a.C. para corregir el perjuicio del paso del tiempo sobre el imperfecto calendario romano. La celebración se perdió durante la Edad Media, pero tras la implantación del calendario Gregoriano –el actual- en 1582, el día de Año Nuevo fue restaurado. Desde entonces, la tradición requiere reunirse con gente para recibir el Nuevo año.
lunes, 16 de noviembre de 2015
JULIO CÉSAR Y EL CALENDARIO
El
día de año Nuevo se celebra por primera vez en el año 45 a.C. cuando
Julio César, por entonces dictador, establece el calendario Juliano
Aconsejado por el astrónomo y filósofo alejandrino Sosígenes, Cesar añadió 67 días al año 46 a.C. para corregir el perjuicio del paso del tiempo sobre el imperfecto calendario romano. La celebración se perdió durante la Edad Media, pero tras la implantación del calendario Gregoriano –el actual- en 1582, el día de Año Nuevo fue restaurado. Desde entonces, la tradición requiere reunirse con gente para recibir el Nuevo año.
Aconsejado por el astrónomo y filósofo alejandrino Sosígenes, Cesar añadió 67 días al año 46 a.C. para corregir el perjuicio del paso del tiempo sobre el imperfecto calendario romano. La celebración se perdió durante la Edad Media, pero tras la implantación del calendario Gregoriano –el actual- en 1582, el día de Año Nuevo fue restaurado. Desde entonces, la tradición requiere reunirse con gente para recibir el Nuevo año.
domingo, 8 de noviembre de 2015
sábado, 7 de noviembre de 2015
Instituciones políticas de la República romana
CÓNSUL
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Los cónsules eran dos y debían gobernar en forma unánime, ya que tenían
poder de veto en las decisiones que tomaba el otro cónsul. Los cónsules
estaban encargados de la administración superior del Estado romano.
Entre sus atribuciones se encontraban:
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PRETOR
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Eran los administradores de la justicia y diputados de los cónsules. Eran dos por distrito:
Ambos derechos diferían en las penas, sobre todo en la pena capital:
mientras que el Ius Civilis establecía que el ciudadano podía escoger el
tipo de muerte, en el Ius Gentium solamente se aplicaba la crucifixión.
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CENSOR
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Practicaban el censo de ciudadanos y la vigilancia de la moral pública.
El censo de ciudadanos era estratégico porque de ahí surgen las listas
de votos para las asambleas.
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EDIL
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Eran funcionarios encargados de la administración inferior del Estado. Entre sus funciones estaban:
Constituía una especie de policía urbana y su número era variable, ya que dependía del crecimiento demográfico de la ciudad.
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CUESTOR
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Eran administradores de la Hacienda pública y, en algunas ocasiones, les
correspondía medir (censar) el tamaño de las haciendas y el volumen de
las mercaderías en los mercados. Los cuestores eran cargos claves en la
administración financiera del Estado. Por ello, al igual que los
cónsules, los ex cuestores podían postular al Senado.
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PONTÍFICE MÁXIMO
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Máxima autoridad religiosa. Posteriormente se aplicó al obispo de Roma (Papa). |
DICTADOR
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Era una magistratura extraordinaria que era elegida por el Senado,
normalmente de entre sus miembros, en ocasiones especiales, cuando la
ciudad estaba bajo la amenaza de una potencia exterior o en
circunstancias de guerra civil. Era una magistratura integrada por un
solo individuo que concentraba todos los poderes del consulado,
incluyendo el imperium (mando militar), que duraba 6 meses en su cargo.
Excepcionalmente, eran elegidos más individuos, cuando las
circunstancias lo requerían, aunque con facultades más limitadas.
Dictadores importantes en la historia de República romana fueron los
diez dictadores (decenviros) encargados de redactar las leyes (Ley de
las XII Tablas, 451 a.C.); y la dictadura de Craso (67 a.C.), en virtud
de la cual se reprimió violentamente la sublevación de esclavos dirigida
por Espartaco.
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TRIBUNO DE LA PLEBE
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Tenía como función principal ser el defensor del pueblo romano
(plebeyos) frente a los patricios. Entre sus principales atribuciones se
encuentran:
Los tribunos eran elegidos en asambleas formadas sólo por plebeyos: los comicios tributos.
En la historia de Roma hubo tribunos famosos, como los hermanos Tiberio y
Cayo Graco que, entre el 133 y 123 a.C., intentaron llevar a cabo una
reforma agraria a favor de los ciudadanos más pobres de Roma.
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SENADO
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El antiguo Senado (senex, anciano; senatus, consejo de ancianos) de la
Monarquía, se mantuvo durante la República e incluso, sobrevivió durante
el Imperio, siendo la institución romana más longeva. Sin embargo, en
ese largo período, el Senado evolucionó en su carácter y en sus
atribuciones. Durante la República, el Senado representó los intereses
de la aristocracia, primero de los patricios y, posteriormente, de los
patricios y nobilitas.
Si durante la Monarquía el Senado estuvo integrado por los pater
familias, durante la República estuvo integrado sólo por ex cónsules y
ex cuestores.
El Senado tenía amplísimas funciones, al punto que algunos autores
consideraban que el gobierno republicano residía en él. Entre estas
atribuciones se debe considerar las siguientes:
Sin embargo, a diferencia del Senado actual, el Senado romano no legislaba.
La función legislativa, durante la República estuvo dividida en
distintas instancias: los magistrados elaboraban los proyectos de ley,
de acuerdo con el ámbito de sus magistraturas; los comicios las votaban;
y el Senado revisaba la validez de las leyes y las ratificaba.
Durante la República romana, el Senado estuvo reservado a los sectores
más enriquecidos de la sociedad romana. De este modo, hacia el siglo III
a.C. se estableció un orden o clase senatorial, una oligarquía que
pretendía controlar a los magistrados, e intervenir en los comicios, con
el fin de mantener el status quo (literalmente, el “estado de cosas”,
que todo permanezca igual) de la distribución de la riqueza.
Por ello, los intentos de reforma social llevados a cabo por los
tribunos Tiberio y Cayo Graco, inauguraron un siglo de conflictos
sociales que tenían como objetivo reestructurar la sociedad romana,
eliminando parte de los privilegios de los senadores.
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COMICIOS (asambleas)
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El pueblo romano participaba en el gobierno a través de sus comicios o
asambleas. En la historia política de Roma hubo tres tipos de asambleas:
Los comicios se organizaban para:
El voto se hacía por grupo (curia, centuria o tribu). La votación más
compleja era la de los comicios centuriados, ya que eran 188 las
centurias, 98 de las cuales correspondían a la aristocracia. Por esta
razón, los comicios constituían la instancia más democrática de todo el
sistema político romano.
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EL CIRCO ROMANO DE LA VALENCIA DE HACE 2.000 AÑOS
La Hispania romana de hace 2.000 años no tuvo muchos circos y sólo se construyeron en las ciudades más relevantes de toda la península. Una de ellas, “Valentia”, erigida en el siglo II antes de Cristo sobre asentamientos íberos 400 años más antiguos, tuvo tal importancia y esplendor que contó con un circo tres veces más grande que nuestro actual Mestalla.
Hoy he visitado el centro de “L'Almoina” de Valencia, junto a la Catedral y a espaldas de la Basílica de la Virgen, la exposición denominada 'El circo romano de Valentia', una muestra divulgativa que permite conocer las características y la importancia de uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la época romana: el gran circo del siglo II. Este coliseo valenciano albergó los espectáculos de masas propios de esta época: como las carreras de caballos u otras competiciones deportivas.
Son pocas las huellas que quedan de él en la actualidad, y que pueden verse en un restaurante, en un hotel recientemente inaugurado, y en la iglesia de San Juan del Hospital. Pero el magnífico circo de “Valentia” cruzaba las actuales calles de la Paz y del Mar y se adentraba por la calle Trinquete Caballeros hasta la Plaza de Nápoles y Sicilia hasta las proximidades del Foro que se ubicaba en la actual Plaza de la Virgen.

La muestra ofrece amplia información mediante paneles, fotografías, videos, simulaciones y varias piezas arqueológicas relacionadas con la actividad en el circo como, por ejemplo, los medallones metálicos con que se adornaba a los caballos que competían en las carreras de cuádrigas.
Os invito a que lo visitéis. Los domingos la entrada es, además, gratuíta.
MÁS INFORMACIÓN: El topónimo de «Valencia» deriva del término latino "Valentia Edetanorum" (1), que le dieron los romanos al fundarla. Dicha denominación puede traducirse como 'Valor (o fuerza) en la tierra de los edetanos', y se enmarca en la costumbre, ya practicada en Italia en el siglo II a. C., de fundar colonias con topónimos alegóricos de virtudes militares. Valencia es, sin duda, una de las ciudades más antiguas de España, ya que se fundó con el nombre de Valentia Edetanorum por unos dos mil colonos romanos en el año 138 a. C., en tiempos del cónsul Décimo Junio Bruto Galaico. Esta era una ciudad clásicamente romana en su concepción, ya que se ubicó en un lugar estratégico cerca del mar, una isla fluvial atravesada por la Vía Augusta, que comunicaba la actual Andalucía (Bética) con la capital del imperio (Roma). El núcleo principal de la ciudad se localizaba en el entorno de la actual plaza de la Virgen. Allí se encontraba el foro y el cruce del Cardo y el Decumano, que eran y siguen siendo los dos ejes principales de la ciudad. El Cardo corresponde a las actuales calles Salvador-Almoina y el Decumano a la calle de los Caballeros.
Durante la guerra entre Cneo Pompeyo Magno y Quinto Sertorio, en el año 75 a. C., se destruyó la ciudad de Valenctia, la cual no volvió a reconstruírse hasta pasados unos 50 años. Tras este periodo, la ciudad recuperó su población y comenzó a construir grandes obras de infraestructura, ya en el siglo I, lo cual propició que a mediados de siglo la ciudad viviera un periodo de gran crecimiento urbano con la construcción del Circo de Valentia.
(1) Edetanos es el gentilicio de las personas que vivieron en el territorio de Edeta. Y se conoce así tanto a los íberos edetanos como a los romanos de la ciudad de Leiria (actual Liria).
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POST SCRITUM Y NO ES POR FASTIDIAR, pero mientras Valentia se fundó como ciudad oppiddum romana en el siglo II antes de Cristo, nuestra rival Barcelona –Barcino- tuvo que esperar 200 años a que durante el control de Roma por Augusto se formalizara el nombre de Barcino (entre el 15 y 10 a. C.), forma reducida de la oficial Colonia Faventia Iulia Augusta Pia Barcino.
Es con el nombre de Barcino que aparece en el célebre mapamundi de Claudio Ptolomeo. La mención de Colonia hace referencia a una ciudad fundada para distribuir tierras entre los soldados romanos retirados del ejército, en este caso tras las Guerras Cántabras. Era también conocida en forma reducida como Colonia Faventia. Como decimos, en la época de Augusto, Barcino tomó la forma urbana de castrum inicialmente.
Pero Barcino no cuajó como ciudad oppidum hasta el siglo II después de Cristo, con una población que debía oscilar entre los 3.500 y 5.000 habitantes. Un personaje destacable de ésta época fue Lucio Minicio Natal, quien –junto con su padre– mandó construir las termas de la ciudad. La población ascendió a entre 4.000 y 8.000 habitantes durante el siglo III. La principal actividad económica era el cultivo de tierras circundantes. Por el valor de los restos arqueológicos (tamaño del templo, abundancia de esculturas, mosaicos, ánforas) se ha determinado que los habitantes gozaron de un cierto nivel de vida. Sin embargo, la ciudad no dispuso de teatro, anfiteatro ni circo. La Valentia Romana, sí.
extraído de http://jgsentandreu.blogspot.com.es/2013/12/el-circo-romano-de-la-valencia-de-hace.html
EL CIRCO ESCONDIDO DE VALENCIA
Ocupaba una superficie de más de tres campos de fútbol. Con 350
metros de largo y más de 70 de ancho, el circo romano de Valentia era la
construcción más imponente de nuestra ciudad en el siglo II, durante la
época romana y bizantina. Partía desde la calle de la Paz, a la altura
del Colegio del Patriarca, y llegaba hasta la calle Almirante, donde se
encuentra la sede de Comisiones Obreras.
Sin embargo, el circo romano es un gran desconocido para muchos de los valencianos. De hecho, hace poco más de veinte ni siquiera historiadores y arqueólogos imaginaban que, bajo el suelo de Valencia, yaciera un circo romano.
Los descubrimientos de los restos del circo comenzaron en 1987, en la calle Barón de Petrés, donde aparecieron dos basamentos de piedra de la zona de las carceres. Un año después apareció el primer tramo de la pared, el occidental; y en 1990, el oriental. Entonces, todos estos descubrimientos se consideraron que formaban parte de la muralla romana.
Sin embargo, en 1993 se encontraron sendas muestras deterioradas de los muros interno y externo del circo que, junto al hallazgo en 1995 de un fragmento de la cabecera de salida y meta en la calle de la Paz disiparon todas las dudas.
“El circo romano era un hipódromo, y en la antigüedad, sobre todo en la época romana del Imperio y en la época bizantina, era el deporte principal; era una actividad de trascendencia similar al fútbol de ahora, ya que los emperadores estaban siempre pendientes de que el pueblo tuviera su ración de circo”, explicó Albert Ribera, jefe del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal de Valencia.
“Las competiciones las disputaban doce cuádrigas, que salían a la vez, y que daban doce vueltas al recinto; siempre había accidentes y se producían escenas casi de terror pero que a los antiguos les interesaban”, señaló Ribera. “Se conocen una decena de puntos del centro de Valencia con restos del circo, que yace debajo de la ciudad, y que se han ido localizando uno por uno hasta montar el puzzle final”, destacó.
Las carceres estaban en la calle Barón de Petrés. Los restos del muro occidental, en la plaza de Nápoles y Sicilia, al igual que la arena. En la calle Palau hay también restos del muro occidental, así como en la calle Miracle. Del muro oriental, atravesaba la calle Trinquet de Cavallers y la calle Comedias. La ‘spina’, el muro central, estaba donde se encuentra San Juan del Hospital. Y la cabecera del circo, en la calle de la Paz.
Sin embargo, sólo en tres lugares de Valencia pueden verse hoy en día restos del circo romano. “Una parte de la muralla está en un restaurante que hay en el cruce de la calle Comedias y la calle del Mar –El Soho del Mar–; existen también tres elementos de las metas en el bar del Hotel Caro; y en la cripta de la reina Costanza, en la Iglesia de San Juan del Hospital se conserva parte del muro de la ‘spina’, el muro central, donde se colocaban obeliscos e inscripciones”, señaló Albert Ribera.
Sin embargo, el circo romano es un gran desconocido para muchos de los valencianos. De hecho, hace poco más de veinte ni siquiera historiadores y arqueólogos imaginaban que, bajo el suelo de Valencia, yaciera un circo romano.
Los descubrimientos de los restos del circo comenzaron en 1987, en la calle Barón de Petrés, donde aparecieron dos basamentos de piedra de la zona de las carceres. Un año después apareció el primer tramo de la pared, el occidental; y en 1990, el oriental. Entonces, todos estos descubrimientos se consideraron que formaban parte de la muralla romana.
Sin embargo, en 1993 se encontraron sendas muestras deterioradas de los muros interno y externo del circo que, junto al hallazgo en 1995 de un fragmento de la cabecera de salida y meta en la calle de la Paz disiparon todas las dudas.
“El circo romano era un hipódromo, y en la antigüedad, sobre todo en la época romana del Imperio y en la época bizantina, era el deporte principal; era una actividad de trascendencia similar al fútbol de ahora, ya que los emperadores estaban siempre pendientes de que el pueblo tuviera su ración de circo”, explicó Albert Ribera, jefe del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal de Valencia.
“Las competiciones las disputaban doce cuádrigas, que salían a la vez, y que daban doce vueltas al recinto; siempre había accidentes y se producían escenas casi de terror pero que a los antiguos les interesaban”, señaló Ribera. “Se conocen una decena de puntos del centro de Valencia con restos del circo, que yace debajo de la ciudad, y que se han ido localizando uno por uno hasta montar el puzzle final”, destacó.
Las carceres estaban en la calle Barón de Petrés. Los restos del muro occidental, en la plaza de Nápoles y Sicilia, al igual que la arena. En la calle Palau hay también restos del muro occidental, así como en la calle Miracle. Del muro oriental, atravesaba la calle Trinquet de Cavallers y la calle Comedias. La ‘spina’, el muro central, estaba donde se encuentra San Juan del Hospital. Y la cabecera del circo, en la calle de la Paz.
Sin embargo, sólo en tres lugares de Valencia pueden verse hoy en día restos del circo romano. “Una parte de la muralla está en un restaurante que hay en el cruce de la calle Comedias y la calle del Mar –El Soho del Mar–; existen también tres elementos de las metas en el bar del Hotel Caro; y en la cripta de la reina Costanza, en la Iglesia de San Juan del Hospital se conserva parte del muro de la ‘spina’, el muro central, donde se colocaban obeliscos e inscripciones”, señaló Albert Ribera.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
LAS NAVIDADES, HEREDERAS DIRECTAS DE LAS SATURNALIAS Y LAS BRUMARIAS ROMANAS
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Cuando
el cristianismo comenzó a imponerse y extenderse la Iglesia se dio cuenta
rápidamente de una cosa, se pueden cambiar ideas, se pueden imponer ideas, pero
no se puede cambiar la tradición y no se puede cambiar el ciclo de la vida de
las personas. Estos pueblos paganos no sólo celebraban banquetes y libaciones
en honor a sus dioses, sus dioses eran la propia tierra, la propia naturaleza y
su adoración estaba ligada a ellos y a sí mismos. Celebraban el inicio de las
cosechas y su fin, celebraban los solsticios, los cambios de estación,
celebraban la vida y celebraban la muerte.
¿Cómo podía la Iglesia cambiar eso? ¿Cómo
podía la Iglesia imponer unas nuevas ideas, cultos y celebraciones que no
tenían nada que ver con lo que estos hombres y mujeres conocían y sentían? En
un alarde de absoluta agudeza la Iglesia comprendió que no podría cambiar las
prácticas paganas; en principio sabían que de facto iban a seguir siendo paganos, por ello
optó por adaptar y transformar las celebraciones y festividades paganas en
festividades y celebraciones cristianas.
Así, el solsticio de invierno se convirtió en
la Navidad, el solsticio de verano se convirtió en San Juan, Samhain (el
equinoccio de otoño) se convirtió en Todos los Santos y el equinoccio de primavera
en la Pascua, por poner unos cuantos ejemplos.
Uno
de estos pueblos paganos era el propio Imperio Romano, donde también se
celebraba el solsticio de invierno en el que los días dejaban de ser cortos y
empezaban a alargarse con el cambio de la estación.
Sin
embargo, en el año 313 en emperador Constantino I decretaba la libertad de
culto en el Imperio y el cristianismo dejaba de perseguirse a través del Edicto
de Milán y en el año 380 el emperador Teodosio I promulgaba el Edicto de
Tesalónica, por el cual el catolicismo se convertía en la religión única y
oficial del Imperio.
Como
era de esperar, el pueblo romano no se cristianizó de golpe y siguió celebrando
sus festividades ancestrales, por lo que a la Iglesia no le quedó otro remedio
que llevar a cabo esa estrategia de absorción de la que hablábamos,
transformando las costumbres paganas dándoles un nuevo sentido cristiano.
Si lo que celebraban los romanos era que el sol que vencía a las
tinieblas para alagar el día, la Iglesia le dio un nuevo significado.
El nacimiento de Jesucristo era ese sol que vencía a las tinieblas. Y así
se adaptaron todas aquellas festividades paganas de muchas sociedades
relacionadas con el solsticio de invierno en la Navidad cristiana.
Ya
sabemos que la Navidad es una adaptación de las fiestas paganas, pero, ¿por qué el 25 de Diciembre
exactamente? Algunos
autores creen que es mera coincidencia y que ese día no tiene nada que ver con
el paganismo, sin embargo esta teoría carece de bastante sentido cuando somos
conscientes de que ninguna otra teoría histórica avala el nacimiento de Jesús
como real en esa fecha. No hay evidencias históricas que así lo confirmen.
Otros
autores creen que se escogió el 25 de Diciembre para hacerlo coincidir con esa
celebración pagana de los romanos del solsticio de invierno de la que hemos
hablado. Éstos tenían una festividad llamada Saturnalia, en honor a Saturno, que comenzaba el 17 de
Diciembre y duraba siete días. Al final de Saturnalia, el 25 de Diciembre, se
celebraba el Natalis Invictis Solis o Deus Sol Invictus, el nacimiento
del sol invencible dedicado al dios Apolo.
Ese mismo 25 de diciembre también se celebraba
la fiesta de Brumalia que
coincidía con el solsticio y que estaba dedicada al dios Baco, aunque para
otros este nombre significa “fiestas de invierno“,
del latín bruma que significa “el día más corto“, e incluso, “invierno”, porque los brumales caían en esta estación.
Durante esos
días los romanos descansaban, no guerreaban, intercambiaban regalos e incluso
los esclavos recibían prebendas como raciones extras de comida o, incluso, la
liberación.
La
palabra Navidad proviene de la palabra latina nativitas que significa nacimiento y se refiere
particularmente al nacimiento de Jesucristo, sin embargo, en ninguna parte de
la Biblia se menciona la fecha exacta de su nacimiento.
Los romanos, al
cristianizarse, adaptaron estas festividades, unas de las más importantes y que
no podían quitarle al pueblo, y las convirtieron en el nacimiento de Jesús y en
el día de Navidad en ese mismo 25 de Diciembre.
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